Los consensos son lugares comunes en los que la opinión pública actúa sin ningún límite y a su amparo aparecen atrevimientos que en otros contextos no podrían tener lugar.
Y estos ambientes propicios a determinadas acciones o ideas no se presentan de un día para otro, sino que el cambio es paulatino. De tal modo han ido surgiendo todos los movimientos considerables en la historia.
El consenso tiene ventajas como la paz social en un determinado grupo, pero al mismo tiempo favorece la irreflexión. Puesto que es irrefrenable la justificación basada en el “todos lo dicen”. Y eso es visible en que es muy notable la diferencia en la reflexividad humana dependiendo si se encuentra sola o se encuentra dentro de un grupo.
Cuando se esta solo se tiende a meditar para asegurarse de la certeza del juicio que se emita, en cambio, cuando se esta en grupo, basta que la mayoría apoye una idea para que uno también adhiera.
Esto hace posibles irracionalidades incomprensibles como el nazismo o la inquisición, y eso fue observado por filósofos como Nietzsche que decía que la locura es rara en los individuos pero la regla en los grupos.
Sin embargo los consensos no solo paralizan el razonamiento, sino que también ocultan las opiniones distintas. Porque la opinión también es afectada, y solo se expresa en ámbitos propicios, para no ser censurada y estigmatizada por el común.
Entonces, volviendo a lo cotidiano de los argentinos, nos es posible ver los desniveles y picos en la radicalidad de las expresiones de los sectores de acuerdo a la opinión común.
Cuando vemos la diferencia en fervor de las expresiones de los titulares de las organizaciones rurales, por ejemplo, o de la derecha en general, eso al menos significa un cambio en el ambiente y el consenso en su favor.
Cuando Llambías dice que Martínez de Hoz es un hombre que merece honores, lo dice porque espera lograr frutos con eso, y porque encuentra una opinión publica capaz de recibir esa expresión sin convertirlo en paria ni nada parecido.
Son notables de un tiempo a esta parte los cambios y la confianza en si de la derecha argentina, por lo que los consensos quedan manifiestamente evidenciados en su camino a la aceptación de políticas impopulares en las que los medios forman parte fundamental.
En la irreflexividad y el consenso son aceptadas cosas por mayorías aun cuando van en contra de si mismas, y eso por la calidez que se siente al formar parte del todo, lo cual es mucho mas acogedor que la frialdad de la soledad y el aislamiento al que lleva la independencia del raciocinio.
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