viernes, 18 de junio de 2010

Mirá nene, con el dedo te tapo el sol...

Que bárbaro, lo difícil que me fue encontrar en Internet la cantidad de hinchas argentinos.
Me fijaba en Google y lo que encontraba era “Barrabravas deportados” (Malas noticias donde no las hay).
Pude constatar por un notero que en la cancha había habido 20.000 hinchas argentinos. Si, si, ¡¡20.000!! en la cancha. Toda la tribuna celeste y blanca.
Así uno entiende porque unos pocos tipos tienen mas relevancia en las noticias que la gran masa de argentinos que se ha podido costear el para nada económico viaje a Sudáfrica.
¿Cómo podrían justificar los medios ultrapesimistas que en la peor crisis de la historia argentina hayan viajado tantos miles de compatriotas?
No se puede decir que vayan porque van a buscar trabajo, ni porque son perseguidos políticos, ni porque los emigrados de Europa están cerca, ni porque en Sudáfrica buscan asilo como refugiados, sino solamente porque el reparto de la riqueza lo ha permitido, porque las políticas económicas del proyecto vigente han sido sumamente efectivas.
Entonces hay que optar por taparlo, así de simple. Censura, engaño, distorsión, sobredimensionamiento de lo malo, bloqueo de informaciones positivas, asi se maneja esto.
¿Y los favorecidos?
La clase media… (La que se come las noticias que le dicen lo opuesto absoluto a lo que ve con sus propios ojos…)



A esta nota la encontre hoy en el Diario de Cuyo (No fue facil) y corrobora lo que escuché.


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Nuestra oportunidad histórica

Se ve llegando al fin el hecho sin precedentes de la independencia latinoamericana, pues al fin seremos dueños de nuestra propia secundariedad, curados ante el tiempo próximo de toda afección aquileica y una hibris en las entrañas capaz de lograr en la humanidad un renacer sin precedentes que se hace necesario con urgencia ante el hedor de la podredumbre del geriátrico europeo donde los siglos de vanguardia han llegado manifiestamente a su fin. Ante la filosofía senil de la decadente civilización occidental se levanta el espíritu plenamente subjetivo y carnal de las tierras del sur. Miren la fortaleza de nuestros lazos interpersonales, observen el amor que aquí se profesa; No hay como aquí; Gentes hermosas, llenas de esperanzas, que precian sus vidas al punto de no comprender cosas del tipo “somos la nada en el mundo”, “nada tiene sentido”, pues aquí la salud y la juventud rebasan el alma. No tenemos aquí altísimos índices de suicidios, tenemos nuestra gente a la que amamos, y solo por ellos tiene sentido apagar nuestras vidas; Su individualismo, su sociedad disociada, fácilmente sucumbirá a la primera de nuestras embestidas, y hasta nos lo agradecerán.