martes, 16 de junio de 2009

El orgullo y la libertad latinoamericanas


El orgullo del ciudadano de estas latitudes de America es fundamental en la posición de poder en la que se encuentre.
Al menos yo me canso de oír todos los días, desde que nací, a la gente decir una y otra vez los que bien expreso el filósofo Capusotto en su famosa radio “Hasta cuando”. Esto es, “no somos como los países en serio”.
Todos tenemos en la cabeza esa vocecita que nos da forma como argentinos, en nuestro caso, y esa voz es la cultura. De modo que es la cultura la que nos posiciona como inferiores, aun antes de toda puja por el poder.
Lo que digo es que nuestra subordinación es constitutiva de nuestro ser.
Por eso es que la independencia de las armas solo es algo superficial, el neocolonialismo se aprovecha día a día de esta estructura mental nuestra.
Lo del norte es mejor que lo nuestro, ¡Las recetas económicas!, la ciencia, las ideas, todo. Y cada vez que existe la posibilidad de comenzar algo con raíces en esta tierra, entonces todo el mundo temeroso ruega que no por favor, que porquerías se hacen, estos politicuchos. Y eso que ya han sido defraudados miles de veces por seguir reglas extrañas, pero siguen inmovilizados como el caballo que atado a una varita diez veces mas angosta que su pata, se queda ahí porque no se puede escapar. Estando atado.
Pero por favor, no seamos tan cobardes, somos hombres y mujeres tan nobles, fuertes e inteligentes como las que mas, ese debe ser nuestro orgullo.
Independencia copiando modelos ajenos. Y… es difícil. Un país basado en el Cut and Paste (En criollo litoraleño catainpest), no es sencillo, una libertad nacional basada en ideas de otros, consejos y cosas por el estilo.
Yo diría que hasta un poco de soberbia hay que tener. Plantarse y decir, si FMI, si europeos, si Yankees, esa es su opinión, que es una entre tantas, pero la mía es la de la nueva era, eso que ustedes dicen ya tiene mucho trajín, es hora de mirar al mundo con la sangre de estos lares, mucho mas vívida y alegre que la de cualquier alemán o californiano, de donde sea.
En fin, solo lograremos nuestra independencia, cuando seamos, antes independientes. Primero soy Bachiller y despues tengo el título (No al revés, si no nunca me darían el título si no llevara antes el título. Cosa notablemente estúpida).
Como creer que los bolivianos nunca antes hubieran votado a un presidente indígena. Eso no es ninguna obligación, eso es poco orgullo, poca autoestima.
Hoy, en América Latina, se va ganando mucho terreno en estas cosas, y se ve reflejado en las instituciones reformadas y las nuevas.
Seamos orgullosos, no vanidosos (aunque esta advertencia no es necesaria), porque justamente son la simpleza y la humildad, dos de las grandes diferencias que tiene la matiz europea, con la de nuestros pueblos que confluyen desde los cuatro rumbos.

2 comentarios:

Javier dijo...

De donde nacera esa cultura que nos han impuesto y de la cual debemos independizarnos , desde tiempos inmemoriales existe esa cultuira nefasta de `preguntarse como nos ven afuera ( que carajo me importa como nos ven ) y recuerdo a un filosofo español en los comienzos del siglo 20 decir argentinos a las cosas , y quien era ese tipo para decirnos a nosotros que tenemos que hacer o dejar de hacer?

El Quilla dijo...

Supongo que el perfil de subordinación es algo que se configura históricamente. En los indios con la explotación y el desprecio constantes por cientos de años, y en los blancos por añorar las tierras de las que vinieron.
Cada uno por su causa, pero al fin todos con complejo de inferioridad.
Igual creo que se esta revirtiendo.
Gracias Javier.

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Nuestra oportunidad histórica

Se ve llegando al fin el hecho sin precedentes de la independencia latinoamericana, pues al fin seremos dueños de nuestra propia secundariedad, curados ante el tiempo próximo de toda afección aquileica y una hibris en las entrañas capaz de lograr en la humanidad un renacer sin precedentes que se hace necesario con urgencia ante el hedor de la podredumbre del geriátrico europeo donde los siglos de vanguardia han llegado manifiestamente a su fin. Ante la filosofía senil de la decadente civilización occidental se levanta el espíritu plenamente subjetivo y carnal de las tierras del sur. Miren la fortaleza de nuestros lazos interpersonales, observen el amor que aquí se profesa; No hay como aquí; Gentes hermosas, llenas de esperanzas, que precian sus vidas al punto de no comprender cosas del tipo “somos la nada en el mundo”, “nada tiene sentido”, pues aquí la salud y la juventud rebasan el alma. No tenemos aquí altísimos índices de suicidios, tenemos nuestra gente a la que amamos, y solo por ellos tiene sentido apagar nuestras vidas; Su individualismo, su sociedad disociada, fácilmente sucumbirá a la primera de nuestras embestidas, y hasta nos lo agradecerán.