martes, 18 de octubre de 2011

Los Wachiturros y la sociedad perdida

Tema del día “Los Wachiturros en Susana Giménez”

Estoy bastante en desacuerdo con el modo de percibir las cosas que todavía perduran en la argentina a pesar de los cambios y la apertura. No soy seguidor ni nada que se le acerque de estos chicos, sin embargo veo que son de sectores humildes de la sociedad y han logrado solamente desde internet, llegar a ser conocidos reproducidos en todos los boliches y por todas las clases sociales.

Sin embargo, veo que en todos lados se burlan y se escandalizan cuando vieron que estaban en el programa de la “Diva”.

Porqué me pregunto.

-Es porque los consideran ignorantes… Sería terrible, porque sería un caso de discriminación complejo. Juzgar negativamente a alguien por el nivel educativo que suponen que tiene es grave. Sin embargo por suerte me parece que no debe ser por eso, porque sino también la discriminarían igual de injustamente a Susana.

-Es porque no les gusta la cumbia ni el reggaetón… Es de lo mas comprensible que no se comparta el gusto musical. Pero parece que no es por eso porque estos muchachos se escuchan en todos lados y han sido un boom de popularidad, a no ser que no gusten por ser demasiado populares. No creo.

-Ya se, debe ser porque se los considera una “degradación de la cultura”. Perdón, pero escuchando el tema ese que interpretaron en la tele (según lo que veo en Youtube), debe haber pocas canciones con una mixtura tan amplia de ritmos y géneros. Me parece que no podría ser por eso…

-Porque bailan mal… La verdad si algún día yo me moviera un 1,5% de lo que se mueven estos muchachos me sentiría como el mismísimo John Trabolta de las pampas. Descartaría esta razón.

-Las letras, veo que lo dice el mismo chico, son de lo más sano. Ahora veo que la Tota dice Diría que no ha acudido mucho tampoco a estos autores. No se caracteriza por hacer un tipo de expresión escénica de lo más profunda. Así que esto tampoco.

-El lenguaje… Es el lunfardo nuevo, así que no puede ser, porque sino ni el folklore ni el tango serían aceptables, porque se manejan con un vocabulario muy informal también.

El porqué lamentablemente esta en otro lado, no está en su arte, ni en ninguna de las cosas que dije arriba, está en el prejuicio de la clase media sobre los más humildes. Estos son criticados por absolutamente todo lo que hagan, desde lo bueno, hasta lo no tan bueno, desde la música hasta la forma de hablar. Con esa concepción nada puede sacar a los sectores postergados de su lugar de desfavorecidos.

Es por eso que vemos y parece increíble que todo lo que haya a favor de estos sectores es visto con malos ojos. Porque es plata tirada, regalada a gente perdida que nada útil ni bueno puede generar.

Es un síntoma de ese pesimismo social que hace que se manifieste oposición a todo lo que apueste a la inclusión y a la propensión a una sociedad más justa.

Una sociedad pesimista se queja de lo que hay pero termina por matar todos los sueños de mundos mejores y cosas por el estilo, ya que son imposibles. “El justo soy yo” dice cada uno, los otros son cualquier cosa. Así que todo lo que haga por los otros, no solo es esfuerzo vano, sino también estúpido. Los otros no pueden dejar de ser lo indeseables que son, ni por si mismos ni por ayuda de nadie.

Igual, creo en una sociedad mejor, obviamente, pero creo que el problema, el gran problema, no son los Wachiturros, ni la gente por el estilo, sino más bien lo opuesto.

EL PROBLEMA, son los que los juzgan a ellos.

EL PROBLEMA, es la falta de fe en el ser humano.

EL PROBLEMA, es el pesimismo ciego, capaz de ver el mal aun donde las cosas, con mucho esfuerzo, llegaron a estar bien.

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Nuestra oportunidad histórica

Se ve llegando al fin el hecho sin precedentes de la independencia latinoamericana, pues al fin seremos dueños de nuestra propia secundariedad, curados ante el tiempo próximo de toda afección aquileica y una hibris en las entrañas capaz de lograr en la humanidad un renacer sin precedentes que se hace necesario con urgencia ante el hedor de la podredumbre del geriátrico europeo donde los siglos de vanguardia han llegado manifiestamente a su fin. Ante la filosofía senil de la decadente civilización occidental se levanta el espíritu plenamente subjetivo y carnal de las tierras del sur. Miren la fortaleza de nuestros lazos interpersonales, observen el amor que aquí se profesa; No hay como aquí; Gentes hermosas, llenas de esperanzas, que precian sus vidas al punto de no comprender cosas del tipo “somos la nada en el mundo”, “nada tiene sentido”, pues aquí la salud y la juventud rebasan el alma. No tenemos aquí altísimos índices de suicidios, tenemos nuestra gente a la que amamos, y solo por ellos tiene sentido apagar nuestras vidas; Su individualismo, su sociedad disociada, fácilmente sucumbirá a la primera de nuestras embestidas, y hasta nos lo agradecerán.