sábado, 2 de mayo de 2009

¿Quién nos muestra la realidad?


Pocas veces como en nuestra época se ha dado un manejo de la verdad tan directo y monopólico. Los medios de comunicación ven la realidad y nos la transmiten, desde una posición, pues la neutralidad no solo no existe, sino que es indeseable.

Mirando bien el tema, descubrimos que un medio de comunicación, no puede más que ser un promotor del capital y una cortina de humo sobre todo lo que atente contra ello.

Pero todo esto no es de ningún modo una casualidad, y para explicarlo podemos asirnos de la calidad de propiedad privada que tienen esos medios.

Resulta ser que la libertad de expresión en el mercado no podría subsistir nunca. Así un medio de prensa es, como todo lo que exista en un sistema capitalista, una empresa, cuya finalidad es maximizar ganancias y conservar el sistema que le permite la existencia y un lugar de honor en la sociedad.

Claro que como es sabido, es muy difícil para el pueblo trabajador, la conservación de la libertad de expresión, y mucho más, la mantención de un medio propio.

Pues como es sabido es necesaria una gran inversión de capital, cosa que el trabajador no posee, de modo que quedará relegado a participar en los foros de debate y otras secciones de los medios que obviamente están bajo la lupa censuradora del señor, o grupo de señores, dueños.

Y a si el trabajador lograra por medio de sus organizaciones, hacer la inversión necesaria, no contaría con lo que sus colegas informativos privados (Los demás medios), esto es. La publicidad y el favor de los poderosos. Pues, “cómo venderle a mis propios hermanos su propia ruina”, cómo fomentar en recuadros el engrandecimiento de las multinacionales que no cesan de ofrecer, como revolucionarios, cantidades de espejitos de colores mientras explotan y estafan a su mismo consumidor e intentan despojarlo de toda su humanidad, para que trabaje en las peores condiciones posibles y se gaste lo poco que gane. (Claro que como el sueldo no es suficiente, también insisten en venderle dinero y endeudarlo hasta hacerlo un esclavo)

Pero suponiendo que, estratégicamente mientras tanto, aceptemos esta publicidad poniéndola al lado de las denuncias que dirigimos a ellas mismas; tal cosa seria motivo para que si yo no me aparto de ella, al menos ella mañana se aparte de mí.

Y volviendo a la libertad de expresión propia en el medio de comunicación ajeno, probablemente se nos permita ser críticos en nuestra intervención (Cartas al director, secciones de opinión, etc.) pero tal intervención nunca deberá sobrepasar el 1% de lo publicado. Y ese 1% seria suprimido de no ser porque sino se los acusaría de “censuradores y parciales.” Claro que en cuanto se vuelve la crítica preocupante, simplemente se la censura, sea tapándola, disfrazándola o de cualquiera de los modos en que han sabido aparentar su liberalidad con los siglos de prensa al servicio del capital. Así es que con esa infame migaja, estos señores se vanaglorian de promover el debate y la libertad de expresarse que todo ciudadano posee; ni más ni menos que en una centécima.*

Lógicamente, su plantel periodístico se elige desde la gerencia y no en elecciones libres, a pesar de autoproclamarse el cuarto poder.

Y para concluir advertiré a quien vea en la amabilidad y aparente comprensión que hacia el pueblo se muestra desde los estudios y editoriales, una prueba de su sinceridad y espíritu democrático. Cómo quiere que sean ¿A caso el embaucador impone por la fuerza su mentira? Más bien eso es propio de un déspota. Y los medios en “democracia” son embaucadores, mas no déspotas.

*(Internet no es la exepción)

Aquí lo que dice uno de nuestros mayores pensadores.

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Nuestra oportunidad histórica

Se ve llegando al fin el hecho sin precedentes de la independencia latinoamericana, pues al fin seremos dueños de nuestra propia secundariedad, curados ante el tiempo próximo de toda afección aquileica y una hibris en las entrañas capaz de lograr en la humanidad un renacer sin precedentes que se hace necesario con urgencia ante el hedor de la podredumbre del geriátrico europeo donde los siglos de vanguardia han llegado manifiestamente a su fin. Ante la filosofía senil de la decadente civilización occidental se levanta el espíritu plenamente subjetivo y carnal de las tierras del sur. Miren la fortaleza de nuestros lazos interpersonales, observen el amor que aquí se profesa; No hay como aquí; Gentes hermosas, llenas de esperanzas, que precian sus vidas al punto de no comprender cosas del tipo “somos la nada en el mundo”, “nada tiene sentido”, pues aquí la salud y la juventud rebasan el alma. No tenemos aquí altísimos índices de suicidios, tenemos nuestra gente a la que amamos, y solo por ellos tiene sentido apagar nuestras vidas; Su individualismo, su sociedad disociada, fácilmente sucumbirá a la primera de nuestras embestidas, y hasta nos lo agradecerán.