martes, 2 de junio de 2009

Mercado político democrático


La democracia surgida en los Estados unidos con su ley fundamental, fotocopiada y colocada como regente de los argentinos, es un régimen obviamente capitalista; Para decirlo de algún modo, es como el agua político-jurídica donde nada el pez del capital. De lo contrario cómo entender que sea tan aconsejable e impuesta por todos los rincones del mundo (Principalmente los que tienen recursos), cuando los gobernantes no son sus títeres. Esta claro que no es por que les preocupe la representatividad de los ciudadanos de los cuatro rumbos (Todos bárbaros).
La analogía no exige demasiado esfuerzo intelectual, puesto que la publicidad y las técnicas de marketing están aceptadas en las campañas electorales absolutamente de todos los países “Democráticos”.
Lo que permite este sistema es engañar al pueblo montado un escenario en que aparentemente elige a quien quiere; Como quien dice, ¿Usted quiere ir al este o al este sudeste? Y con ello pretende que la elección del rumbo cardinal fue nuestra. El engaño es tan bueno y tan bien camuflado que hay muy poca protesta respecto de este punto.
La democracia, siendo como es, un mercado de la política, es vendida por medio de todas las técnicas con que se venden los celulares, la ropa y demás espejitos de colores que sustentan al sistema. Entonces vemos miles de carteles con el nombre de un candidato, pero nada más que el nombre. Y se gasta mucho dinero en ese tipo de publicidad; De echo, prácticamente ninguna publicidad política brinda datos precisos de las propuestas del candidato.
Luego el votante- consumidor deja su voto que no es sino la moneda corriente que compra el espejito más brillante, o el que más le suena. Y no solo en la Argentina, sino en todo el mundo; Nada más que aquí, como en el resto de la América Latina, el monopolio del poder en manos del capital se ve cuestionado por la tremenda injusticia social, mostrándose tal cosa en la intermitencia de las democracias y sus constituciones, que deben ser derribadas para reinstaurar el discutido privilegio.
A diferencia de lo que se hace notar siempre, la baja estabilidad de nuestros países no es signo de decadencia, sino de la vitalidad de la lucha. El día más oscuro y triste va a ser cuando la resignación sea tan fuerte que se instaure una paz duradera sobre la cabeza de los más olvidados. Y eso porque nuestros estados han sido históricamente casi puramente aparatos represores y legitimadores de la opresión y el coloniaje.
Ahora, cuando el aparato político-mercantil falla, y los gobiernos representan realmente al pueblo, estos deben enfrentarse al sistema global y a sus favorecidos en el interior de cada país. Por lo tanto casi siempre terminan cayendo sin acabar el mandato constitucional. Es como pretender que dure en un auto una rueda de un carro, simplemente el lugar no esta hecho para ser manejado de ese modo.
Hay gente como el “PJ disidente”, que quiere invertir el dinero en publicidad creyendo que eso es suficiente para legitimar su pretensión política. Sin embargo su visión es la de todo empresario, el lucro; Esto es, la correlación capital-votos. Pero la preocupación por la publicidad es muy superior a la que tienen por el proyecto que van a llevar a cabo. Venden humo, y como el humo es su producto mas fructífero, se ofenden y propinan todo tipo de agravios y calumnias a quien les muestra en la cara las cosas como son. Su proyecto político no es para ellos importante, puesto que solo quieren recuperar y ganar dinero de esta forma que es una entre tantas. Solo tienen que conservar y reestablecer lo ha habido históricamente. Lo que moleste, o sea cualquier proyecto de cambio, debe ser suprimido apresuradamente.

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Nuestra oportunidad histórica

Se ve llegando al fin el hecho sin precedentes de la independencia latinoamericana, pues al fin seremos dueños de nuestra propia secundariedad, curados ante el tiempo próximo de toda afección aquileica y una hibris en las entrañas capaz de lograr en la humanidad un renacer sin precedentes que se hace necesario con urgencia ante el hedor de la podredumbre del geriátrico europeo donde los siglos de vanguardia han llegado manifiestamente a su fin. Ante la filosofía senil de la decadente civilización occidental se levanta el espíritu plenamente subjetivo y carnal de las tierras del sur. Miren la fortaleza de nuestros lazos interpersonales, observen el amor que aquí se profesa; No hay como aquí; Gentes hermosas, llenas de esperanzas, que precian sus vidas al punto de no comprender cosas del tipo “somos la nada en el mundo”, “nada tiene sentido”, pues aquí la salud y la juventud rebasan el alma. No tenemos aquí altísimos índices de suicidios, tenemos nuestra gente a la que amamos, y solo por ellos tiene sentido apagar nuestras vidas; Su individualismo, su sociedad disociada, fácilmente sucumbirá a la primera de nuestras embestidas, y hasta nos lo agradecerán.