viernes, 19 de junio de 2009

De Angeli y su bocota


En los dichos de los últimos días del dirigente rural De Angeli, en los de Bioicati, en los de Buzzi cuando decía “nunca desabastecimos ni lo volveremos a hacer”, no nos encontramos con furcios provenientes de las particularidades personales de estos hombres.
Yo diría que todo lo contrario, cuando De Angeli dice "Hay que juntar a los empleados en las estancias, subirlos a la camioneta y decirles quién hay que votar" y después hay todo un revuelo, lo que sucedió es que se dejó ver una manera de pensar la realidad que se corresponde, perfectamente, con la posición política del dirigente en un determinado grupo histórico-social.
Esta visión antropológica es muy antigua y sobre todo, estructural a la configuración social de nuestro país.
Cuando Mitre, fundador de La Nación, mantenía al país en la injusticia de la guerra de la triple alianza, es sabido, y esta documentado, que nutría las filas de los ejércitos con hombres pobres de las provincias, o sea peones de campo, atados de pies y manos. Igual se hacia con los gauchos en la conquista del desierto, y con los sectores populares de las grandes ciudades argentinas hasta hoy, en las votaciones. El peronismo (como estructura y no como reflejo de la política del general Perón), es tristemente celebre en esto último, de modo que figuras nefastas como Mendem, De Narvaez y De la Sota, han sabido ubicar los votos de los relegados, para fortalecer el mismo esquema que les prometen cambiar.
Es justamente este punto el más fundamental en el esquema globalizado de dominación.
Ya hemos dicho otras veces que el aceptarse como se es, o sea, un país latinoamericano, igualmente valido que cualquier otro grupo humano que exista, es fundamental para lograr una independencia y la libertad tan añorada.
Cuando oímos este desprecio hacia estos obreros, descendientes de los habitantes originarios y mestizados con los colonizadores, estamos en presencia de una negación de la propia identidad. Y aunque el carismatico dirigente despues lo arregle diciendo que hay que decirles a quien No votar, igualmente se esta insistiendo en la minoría mental que se les achaca a los trabajadores.
Sin embargo estos sectores se identifican desde siempre con el nacionalismo.
En fin, nunca hay que olvidar que eso de decir los gringos del campo somos el país, es lo mismo que entendernos a nosotros mismos como una multiplicidad étnica en la cual hay algunos que estorban. De modo que agradeciendo que tengan derecho al voto, "Hay que juntar a los empleados en las estancias, subirlos a la camioneta y decirles quién hay que votar". Sin olvidar nunca que el PJ disidente y el PJ cordobés entre otros, están haciendo exactamente lo mismo. Y afirmaría que también lo hace el kirchnerismo si no fuera que entiendo que este voto subordinado se esta utilizando para solucionar estos mismos problemas que tanto mal han hecho a nuestra patria. Esto es, la igualdad de oportunidades para todos, sin distinción de género, raza, origen, entre otras miles, en las que mantengo mi optimismo sobre los logros que se vienen dando.

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Nuestra oportunidad histórica

Se ve llegando al fin el hecho sin precedentes de la independencia latinoamericana, pues al fin seremos dueños de nuestra propia secundariedad, curados ante el tiempo próximo de toda afección aquileica y una hibris en las entrañas capaz de lograr en la humanidad un renacer sin precedentes que se hace necesario con urgencia ante el hedor de la podredumbre del geriátrico europeo donde los siglos de vanguardia han llegado manifiestamente a su fin. Ante la filosofía senil de la decadente civilización occidental se levanta el espíritu plenamente subjetivo y carnal de las tierras del sur. Miren la fortaleza de nuestros lazos interpersonales, observen el amor que aquí se profesa; No hay como aquí; Gentes hermosas, llenas de esperanzas, que precian sus vidas al punto de no comprender cosas del tipo “somos la nada en el mundo”, “nada tiene sentido”, pues aquí la salud y la juventud rebasan el alma. No tenemos aquí altísimos índices de suicidios, tenemos nuestra gente a la que amamos, y solo por ellos tiene sentido apagar nuestras vidas; Su individualismo, su sociedad disociada, fácilmente sucumbirá a la primera de nuestras embestidas, y hasta nos lo agradecerán.