martes, 30 de junio de 2009

Honduras-Argentina Gente bien-Negrerío

Hay dos paises o dos castas sociales, soy argentino o soy del negrerío. La división es horizontal o vertical. (Parece que hay bastantes pruebas de cuál es la respuesta)

Cacerola de teflón
(Podría ser Todo Negativo que se volvería TP)

¡Pone Tinelli!

CNN: Movilización en Tegucigalpa "por la paz y la democracia".
C5N: La “gente” no quiere que Zelaya vuelva.




La Nación dice: “…la justicia hondureña emitió hoy una orden de arresto contra el derrocado presidente Manuel Zelaya y el nuevo Gobierno de Honduras, advirtió que podría ser capturado si regresa al país por violar la Constitución y las leyes…”

Y por favor “NO” lean los comentarios caceroleros de Perfil.

Aquí

Allí

Son los mismos en cada pais, y a la vez tenemos tambien los que son los mismos que nosotros. La bandera es la misma en toda Latinoamérica, la que no es la misma es la dignidad, asi como tampoco lo son los derechos.

Son muy decepcionantes estos sucesos porque aparentemente nosotros "estamos muy lejos" de ese arcaico pensamiento.

Igualmente creo que se esta yendo por el buen camino, al menos a nivel general. En lo particular las cosas van y vienen, pero eso no modifica el contexto de avace implacable del negrerio de toda latinoamérica.

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Nuestra oportunidad histórica

Se ve llegando al fin el hecho sin precedentes de la independencia latinoamericana, pues al fin seremos dueños de nuestra propia secundariedad, curados ante el tiempo próximo de toda afección aquileica y una hibris en las entrañas capaz de lograr en la humanidad un renacer sin precedentes que se hace necesario con urgencia ante el hedor de la podredumbre del geriátrico europeo donde los siglos de vanguardia han llegado manifiestamente a su fin. Ante la filosofía senil de la decadente civilización occidental se levanta el espíritu plenamente subjetivo y carnal de las tierras del sur. Miren la fortaleza de nuestros lazos interpersonales, observen el amor que aquí se profesa; No hay como aquí; Gentes hermosas, llenas de esperanzas, que precian sus vidas al punto de no comprender cosas del tipo “somos la nada en el mundo”, “nada tiene sentido”, pues aquí la salud y la juventud rebasan el alma. No tenemos aquí altísimos índices de suicidios, tenemos nuestra gente a la que amamos, y solo por ellos tiene sentido apagar nuestras vidas; Su individualismo, su sociedad disociada, fácilmente sucumbirá a la primera de nuestras embestidas, y hasta nos lo agradecerán.