sábado, 1 de agosto de 2009

De la "gente educada"

La educación, lo dice todo el mundo, es fundamental para hacer de los ciudadanos, seres inteligentes capaces de elegir y ejercer su libertad.
Entonces que pasa, por ejemplo en Capital o en Córdoba (la docta), que sus ciudadanos con los mas altos índices de educación de toda Latinoamérica han elegido a los gobiernos mas increíblemente dañinos.
Creo que la respuesta queda a la vista, y es que el mucho estudiar en la escuela, la uni o donde sea, no lleva necesariamente a los resultados esperados. La educación lo que hace es hacer de la población un cuerpo cada vez mas productivo y competitivo en el mercado mundial, pero no mucho mas que eso.
Muchos tendrán ganas de refutarme esto inmediatamente, sin embargo no es tan fácil. Y los ejemplos de arriba lo demuestran. Es mundialmente conocida la ignorancia del norteamericano medio, y su país es una potencia.
A lo que quiero apuntar es a que la independencia es un valor histórico de autoestima y seguridad como ser nacional. La escuela como la que tenemos en nuestro país es claramente acorde a intereses que se ven beneficiados por la visión tradicionalista que en ella se enseña. Así que aun habiendo un 100% de alfabetismo, habrá también un 100% de personas influidas decisivamente en su concepción del mundo por aquella visión.
Y a lo que voy no es mas complejo que lo siguiente: Si queremos que la educación sea liberadora debemos poner una currícula liberadora, ahora, si queremos tener una población conservadora, sigamos teniendo gente “bien educada” como la que hoy tenemos.
Recordemos que a las maestras las trajo Sarmiento, y su idea de escuela es la que triunfó. Y en su pecho la niñez de amor un templo le ha levantado y en el sigue viviendo. Creo que ya ha vivido mucho este gran hombre, de modo que concluímos: La educación por sí misma es tan neutra como un arma. Su calidad de constructiva o destructiva dependerá de hacia donde apunte. Porque a nuestra juventud podemos inculcarle tanto la libertad como la dependencia.

2 comentarios:

Ester Lina dijo...

Es cierto lo que decís. Pero en realidad, y espero no equivocarme, la gente no votó un pensamiento o una promesa que gira a la derecha. No. Votó "en contra de", y para eso usí irresponsablemente a cualquiera.
Además, los argentinos clase media, se jactan de su educación, y son incapaces de exigir por los derechos y libertades del ciudadano, pero, por más instrucción de base que tengan, la cabeza se la hacen los medios. Ya no habrá necesidad, como años atrás, de ir a juntarse a la Unidad básica, o al partido, o al Club... porque la TV tiene todas las respuestas a inquietudes propias y ajenas...
Pero a pesar de este panorama poco esperanzador, pienso que no vamos a volver a tener políticas como las de los años 90, porque nadie se las va a bancar. Te doy un ejemplo, ante un ajuste que quizo hacer el Municipio cordobés, se levantaron varios días seguidos los trabajadores y le destruyeros todos los vidrios... No. No hay vuelta atrás... y espero no equivocarme...
Te mando saludos

El Quilla dijo...

Es muy cierta, Mona, la injerencia de los medios como educadores masivos, y comparto con vos la creencia de que no vamos a volver a los 90´, pero sin embargo creo que también estamos bien lejos de lograr una conciencia colectiva de independencia.
El discurrir natural del progreso en la conciencia de las masas es muy lento y a uno a veces le ataca la impaciencia. Entonces hay que empujar por donde se pueda. Y la educación es central.

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Nuestra oportunidad histórica

Se ve llegando al fin el hecho sin precedentes de la independencia latinoamericana, pues al fin seremos dueños de nuestra propia secundariedad, curados ante el tiempo próximo de toda afección aquileica y una hibris en las entrañas capaz de lograr en la humanidad un renacer sin precedentes que se hace necesario con urgencia ante el hedor de la podredumbre del geriátrico europeo donde los siglos de vanguardia han llegado manifiestamente a su fin. Ante la filosofía senil de la decadente civilización occidental se levanta el espíritu plenamente subjetivo y carnal de las tierras del sur. Miren la fortaleza de nuestros lazos interpersonales, observen el amor que aquí se profesa; No hay como aquí; Gentes hermosas, llenas de esperanzas, que precian sus vidas al punto de no comprender cosas del tipo “somos la nada en el mundo”, “nada tiene sentido”, pues aquí la salud y la juventud rebasan el alma. No tenemos aquí altísimos índices de suicidios, tenemos nuestra gente a la que amamos, y solo por ellos tiene sentido apagar nuestras vidas; Su individualismo, su sociedad disociada, fácilmente sucumbirá a la primera de nuestras embestidas, y hasta nos lo agradecerán.