martes, 11 de agosto de 2009

¿Deliró Chavez?



Los dichos de Chávez sobre el peligro bélico de la región fueron tomados por muchos como demasiado exagerados, incluso por la presidenta que hablo de que "Este problema no es militar, sino político", dijo, "se crea una situación de beligerancia en la región que nadie quiere". Fuente: Clarín
Ahora bien, hasta qué punto algo es político, y cuándo se vuelve militar.
Creería en primera instancia que tanto lo militar como lo político no son sino medios diferentes para conseguir la resolución de un problema que no es ni político, ni militar, es un problema que va mucho mas allá de eso.
Pensémoslo como una situación ficticia, que nos cuentan sobre un lugar desconocido.
Ecuador, Venezuela y Bolivia son países que en particular, y la generalidad de la región, se encuentran en una “situación histórica” en lo que respecta a la lucha por la autonomía y soberanía. Porque son parte del llamado patio trasero de la mayor potencia.
Tal situación lleva a todo tipo de sobresaltos y enfrentamientos con los sectores de poder y debilitan la influencia de aquella potencia que no ha ahorrado nunca todo tipo de agresiones militares por todos los rincones del mundo y especialmente la región.
Esa potencia tiene, en el momento, el mayor presupuesto militar de la historia, tanto como la totalidad del presupuesto sumado de todas la demás potencias juntas.

En una época de cambios y reivindicaciones se instalan frente a la nación más fervientemente revolucionaria de todas, siete bases militares con un presupuesto multimillonario.
¿Paraqué?
Dicen que es por luchar con el narcotráfico. Pero esa guerra que se dice como finalidad de semejante inversión es una en la que la potencia ha invertido más dinero que en cualquier otra, sin ningún logro significativo (Cosa que extraña para todos y que resulta bastante compleja de entender, inentendible se diría).
Se le ocurre al presidente de aquella nación que eso es una amenaza, y le dicen que sus suposiciones son exageradas, que a nadie beneficiaria una guerra.
Pensemos una cosa ¿¡A nadie beneficiaría una guerra!?
¿Acaso por tantos años de paz nos hemos olvidado de que para planear y ejecutar una guerra no siempre se avisa con anticipación a los agredidos? (Sus tropas traen un trajín de estado de guerra permanente de muchisimos años)
Los militares pueden ver cosas que quizás nosotros los civiles no percibimos. Y Chavez cree hoy, que peligro existe.
Yo no lo desoiría, porque la historia abunda en hechos de estas características.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tiene mucha razón usted, señor Quilla. La guerra nos parece siempre, como la muerte, algo lejano, improbable, y cuando la tenemos encima nos ponemos a llorar.
Acá, hay intromisiones insoportables y una sumisión vergonzante de Colombia. Asi que, siempre es bueno estar precavidos.

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Nuestra oportunidad histórica

Se ve llegando al fin el hecho sin precedentes de la independencia latinoamericana, pues al fin seremos dueños de nuestra propia secundariedad, curados ante el tiempo próximo de toda afección aquileica y una hibris en las entrañas capaz de lograr en la humanidad un renacer sin precedentes que se hace necesario con urgencia ante el hedor de la podredumbre del geriátrico europeo donde los siglos de vanguardia han llegado manifiestamente a su fin. Ante la filosofía senil de la decadente civilización occidental se levanta el espíritu plenamente subjetivo y carnal de las tierras del sur. Miren la fortaleza de nuestros lazos interpersonales, observen el amor que aquí se profesa; No hay como aquí; Gentes hermosas, llenas de esperanzas, que precian sus vidas al punto de no comprender cosas del tipo “somos la nada en el mundo”, “nada tiene sentido”, pues aquí la salud y la juventud rebasan el alma. No tenemos aquí altísimos índices de suicidios, tenemos nuestra gente a la que amamos, y solo por ellos tiene sentido apagar nuestras vidas; Su individualismo, su sociedad disociada, fácilmente sucumbirá a la primera de nuestras embestidas, y hasta nos lo agradecerán.