martes, 21 de abril de 2009

El circulo racional


Esto es lo que daría como respuesta a una difícil pregunta al parecer demoledora que dice: si dices que la verdad es indecible y solo son plausibles las interpretaciones ¿Entonces esta implicando que lo que usted esta diciendo no es verdad?
Respondo que desde luego, no puedo nunca decir verdades, solo interpretaciones cuya mayor o menor validez dependerá de su mayor o menor racionalidad.
Me dirán entonces de modo sobrante: su respuesta no cubre el agujero de mi pregunta, pues, hasta lo que acaba de contestar de la racionalidad de las interpretaciones no es para usted sino mas que una mera interpretación, por lo tanto relativa e infundada.
Ante semejante argumento, solo una cosa tendré para decir: es certero su juicio, solo que no ha logrado usted encontrar una incoherencia en su agudo cuestionamiento; esto es, que desde el momento en que me esta pidiendo razones, ya esta implicando con quien le habla sobre la “racionalidad”, pues esta no es mas que la búsqueda de razones cuya mayor o menor validez dependerá de su mayor o menor racionalidad.
En fin, es cierto que mi respuesta no es mas que una simple interpretación pero usted acuerda con ella, de lo contrario no me pregunte porqués, cómos y razones solo cayese. Pero su silencio no podrá tener razón alguna y de ninguna manera la antirracionalidad puede ser una razón.

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Nuestra oportunidad histórica

Se ve llegando al fin el hecho sin precedentes de la independencia latinoamericana, pues al fin seremos dueños de nuestra propia secundariedad, curados ante el tiempo próximo de toda afección aquileica y una hibris en las entrañas capaz de lograr en la humanidad un renacer sin precedentes que se hace necesario con urgencia ante el hedor de la podredumbre del geriátrico europeo donde los siglos de vanguardia han llegado manifiestamente a su fin. Ante la filosofía senil de la decadente civilización occidental se levanta el espíritu plenamente subjetivo y carnal de las tierras del sur. Miren la fortaleza de nuestros lazos interpersonales, observen el amor que aquí se profesa; No hay como aquí; Gentes hermosas, llenas de esperanzas, que precian sus vidas al punto de no comprender cosas del tipo “somos la nada en el mundo”, “nada tiene sentido”, pues aquí la salud y la juventud rebasan el alma. No tenemos aquí altísimos índices de suicidios, tenemos nuestra gente a la que amamos, y solo por ellos tiene sentido apagar nuestras vidas; Su individualismo, su sociedad disociada, fácilmente sucumbirá a la primera de nuestras embestidas, y hasta nos lo agradecerán.