Cacerolazo

La verdad que aunque no comparta prácticamente ningún punto a los que se refiere la movilización del jueves 18 de Abril (que no están muy bien determinados) pienso que es importante para la democracia que se den. Sin embargo hace tiempo que hay este tipo de manifestaciones y no tienen un resultado palpable. 
¿Por qué? Evidentemente es una expresión de descontento y de crítica que está muy bien, pero llega solo hasta ahí. Siempre se dice como defecto de estos actos que no hay propuesta, y eso no siempre es bien entendido. Porque no se refiere a cualquier propuesta, sino a una propuesta “política”. ¡Pero la marcha se autoproclama apolítica! Y es ahí donde destruye toda su posibilidad de éxito. Porque en democracia existen mecanismos políticos que son las principales herramientas para cambiar las cosas. Pero si se rechaza el camino político, qué opción hay. Por fuera de las instituciones democráticas hay otras posibilidades pero creo que son muy pocos los que las prefieran. La política es la que hace posible la democracia, pero siempre y cuando todos la legitimemos y no nos llamemos apolíticos, porque así lo único que hacemos es alimentar el malhumor y el odio sin la menor esperanza de lograr nada. Y eso por mas inofensivo que se vea, no deja de ser peligroso para este sistema democrático que tanto nos ha costado lograr y preservar.
El gobierno actual toma medidas que son las que el electorado votó cuando fue elegido, y no puede traicionar eso, no puede dejar de redistribuir la riqueza por ejemplo. No puede abrir el mercado nacional al libre comercio, no puede perdonar a los genocidas, no puede flexibilizar el trabajo, ni negar derechos a las minorías sociales. Y así mil cosas. Para presentar alternativas está la oposición política (candidatos y militantes), pero cuando ésta deja de canalizar los descontentos, ahí si se vuelven peligrosos, porque la impotencia muta muy fácil en violencia.
Como quisiera que todos tengamos conciencia de lo valioso de las posibilidades que tenemos, y que las aprovechemos diciendo con orgullo, yo hago política, sería muy distinto si aceptáramos las reglas. Claro que hemos mejorado mucho como sociedad en las últimas décadas, antes por cualquier inconveniente se utilizaba la fuerza bruta y se hacían golpes de Estado. Hoy tenemos las instituciones, aceptémoslas y honrémoslas, la apolítica solo puede traernos consecuencias negativas.