miércoles, 4 de junio de 2014

Entre el Tango y la Cumbia Villera

Quiero presentar algunos detalles sobre el origen del tango y cómo surgido de las clases bajas y con letras muy parecidas a las de la cumbia villera actual, va logrando hacerse popular hasta llegar a ser una de las músicas insignia de nuestro país.

Este género dicen que en un principio fue también bastante deudor de los ritmos tropicales como la habanera cubana (por ej. estos temas ) claro que con muchas otras mixturas del crisol de culturas locales y extranjeras que traía la inmigración. Parece que los pibes aquellos también eran de pocas pulgas.
  
Aquellos no eran bailantas, eran bailongos y ahí estaban los pibes con el lunfardo tan parecido al lunfardo actual de los barrios pobres del río de la Plata. Y como ahora, el escandalo se apoderaba de la "gente bien", que no pertenecía a esta clase.


Cara sucia, cara sucia, cara sucia,
te has venido con la cara sin lavar
esa cara y tu sonrisa picarona,
que refleja una pasión angelical.
Cara sucia, cara sucia, cara sucia,
te has venido con la cara sin lavar
melenuda, melenuda, melenuda,
te has venido con el pelo sin peinar.>

El lunfardo del tangazo "Mano a Mano" debe hacer escandalizado a mas de uno en aquellos años.
En fin, quien nos dice que en algún tiempo vaya a surgir el Piazzolla de la Cumbia Villera. ¿Porque no? Hay poesía en cumbias como Botellero de los Pibes Chorros, Pibe Cantina de Yerba Brava y Quieren bajarme de Damas Gratis, yo creo que si. Y no es cierto que toda la cumbia trate obscenidades. el genero picarezco o de connotación sexual es antiguo como la humanidad misma. La estatuilla mas antigua encontrada es de hace miles de años y es bastante sugerente, para ser suave, y así también nació la escultura.

La diferencia está en el sentido común, el lunfardo del tango, por mas popular y de "bajo origen" que sea, ya esta aceptado y nadie ni siquiera lo duda. La cumbia villera, todavía es nueva y aunque TODOS la bailan y se divierten, todavía sigue siendo discriminada. Pero no por mucho tiempo.
El sentido común la va a asimilar y nadie va a dudar sobre este estilo. Así de programados estamos y así de prejuicioso y discriminador es el "sentido común".

Nadie esta obligado a que le guste esta música, pero tiene el deber aceptarla porque hay gente a la que si.


*Acá algunos Títulos tangueros de los primeros años que caerían muy bien a los Pibes Chorros o Damas Gratis*

+ Afeitate el 7 que el 8 es fiesta (de Antonio Lagomarsino). Durante esos años los tangos se publicaban como partituras para piano (en esa época, en Argentina y Uruguay, muchas casas de clase media tenían un piano); en la carátula podía verse un almanaque en el que caía la hoja del día siete y se dejaba ver la del ocho. Pero en lunfardo «siete» era el nombre del año; y «hacerle el siete» a alguien era penetrarlo analmente.
+ ¡Al palo! (de Eduardo Bolter Bulterini). «Estar al palo» significa ‘experimentar una erección’.
+ Bartolo (milonga): «Bartolo tenía una flauta / con un aujerito solo, / y su mamá le decía: / «Dejá la flauta, Bartolo!» // Bartolo quería casarse / para gozar de mil placeres. / Y entre quinientas mujeres / ninguna buena encontró. // Pues siendo muy exigente / no halló mujer a su gusto, / y por evitar disgustos / solterito se quedó».
Colgate del aeroplano.
+ Dame la lata, que hace referencia a las fichas de latón con el número de turno que daban a los clientes en espera, en los antiguos kekos o quilombos (burdeles situados al lado de los cuarteles).
+ Date vuelta (de Emilio Sassenus).
+ Dejalo morir adentro (de José Di Clemente).
+ ¿De quién es eso? (Ernesto Ponzio).
+ Dos sin sacarla (se refiere a dos orgasmos masculinos consecutivos).
+ ¿Dónde topa que no dentra? (de Alfredo Gobbi, padre): «¿Con qué tropieza que no entra?».
+ El fierrazo (de Carlos Hernani Macchi), refiriéndose al acto sexual: «Por salir con una piba / que era muy dicharachera, / me han quedado las orejas / como flor de regadera» (las cursivas indican palabras censurada). El verso original de la copla popular decía: "Por metérsela a una mina/ muy estrecha de cadera/ la poronga me quedó/ como flor de regadera".
+ 'El choclo (de Ángel Villoldo): nombre de la mazorca de maíz, pero que en lunfardo significa ‘pene’, por su forma fálica). Algunos autores dicen que originalmente se llamaba más explícitamente El choto, [que alude, por similitud sonora, al chocho como le dicen en España, y por sus barbas de hilos finos a lo mismo... (error, el chocho, a pesar de su sonoridad masculina alude al órgano sexual femenino en España, que en Uruguay y Argentina vulgarmente se denomina "concha" o "cotorra", además de muchas otras denominaciones)]
+ El matambre (música de Juan Bautista Massa, compositor rosarino de música clásica).
+ El movimiento continuo (de Oscar Barabino).
+ El 69 El 69 es la posición en que el hombre y la mujer practican el sexo oral al mismo tiempo, es fácil ver la relación entre tal posición y el grafismo del número 69.
+ El tercero (A. L. Fistolera Mallié).
+ Empujá que se va a abrir (Vicente La Salvia).
+ Hacele el rulo a la vieja (de Ernesto Zóboli, 1905), «hacer el culo a una persona» quiere decir ‘penetrarla analmente’.
+ La c...ara de la l...una (de Manuel Campoamor). En la portada aparecía un dibujo de la Luna. Pero se sobreentendía que se refería a «la concha de la lora» (o " La cotorra de la Lora" Uruguay) (una usadísima interjección vulgar de enojo o contrariedad, que se basa en una etimología completamente olvidada en Argentina: a las prostitutas europeas se les decía «loras»). Éste fue un tango muy conocido en esa época.
+ Lavalle y Ombú (de Héctor G. Ventramile).
+ Metele bomba al primus (José Arturo Severino). Primus era la marca registrada de un calentador a gas de kerosén, que requería ser bombeado.
+ Papas calientes (de Eduardo Arolas).
+ Pan dulce (de Oscar J. Rossi).
+ ¡Qué polvo con tanto viento! (de Pedro M. Quijano, c. 1890). «Echarse un polvo» en lunfardo significa tener una relación sexual. De este tango el Pibe Ernesto (Ernesto Ponzio) tomó la primera parte para escribir Don Juan.1
+ Se te paró el motor (de Rómulo Pane).
+ Siete pulgadas (refiere al orgullo de poseer un pene de 17,8 cm).
+ Sacudime la persiana (de Vicente Loduca); una manera de pedir a la empleada doméstica que limpiara las ventanas, pero «sacudir» tiene también una insinuación erótica.
+ Tocame «La Carolina» (de Bernardino Terés): el dibujo representa una pareja sentada en el sillón. Al lado, un piano. En el atril una partitura titulada La Carolina. El hombre le está diciendo algo a la dama. La duda es si le está diciendo: «Tocamelá, Carolina».
+ Tocámelo que me gusta (de Prudencio Muñoz): «Con tus malas purgaciones / me llenastes [sic] un barril. / Y me tuviste en la cama / febrero, marzo y abril».
+ Tocalo que me gusta (de Alberto Mazzoni).
+ Tocalo más fuerte (de Pancho Nicolín).
+ Tomame el pulso (de Pedro Festa).
+ Va Celina en la punta: en la portada de la partitura se veía una yegua (de nombre Celina), ganando una carrera en el hipódromo. Pero «Va Celina» se puede leer como vaselina (un antiguo y popular lubricante sexual).
+ Viejo, encendé el calentador (de J. L. Bandami).

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Nuestra oportunidad histórica

Se ve llegando al fin el hecho sin precedentes de la independencia latinoamericana, pues al fin seremos dueños de nuestra propia secundariedad, curados ante el tiempo próximo de toda afección aquileica y una hibris en las entrañas capaz de lograr en la humanidad un renacer sin precedentes que se hace necesario con urgencia ante el hedor de la podredumbre del geriátrico europeo donde los siglos de vanguardia han llegado manifiestamente a su fin. Ante la filosofía senil de la decadente civilización occidental se levanta el espíritu plenamente subjetivo y carnal de las tierras del sur. Miren la fortaleza de nuestros lazos interpersonales, observen el amor que aquí se profesa; No hay como aquí; Gentes hermosas, llenas de esperanzas, que precian sus vidas al punto de no comprender cosas del tipo “somos la nada en el mundo”, “nada tiene sentido”, pues aquí la salud y la juventud rebasan el alma. No tenemos aquí altísimos índices de suicidios, tenemos nuestra gente a la que amamos, y solo por ellos tiene sentido apagar nuestras vidas; Su individualismo, su sociedad disociada, fácilmente sucumbirá a la primera de nuestras embestidas, y hasta nos lo agradecerán.